Cuando hablamos de un Project Manager, parece suficiente resumir el alcance de su rol en las empresas con una sola palabra: Dirección de proyectos. Sin embargo, pocas veces nos proponemos profundizar en este asunto. ¿Qué entendemos exactamente por «dirección»? ¿Hay unas funciones específicas?
¿Cuántas veces has escuchado a alguien decirte que necesitas un proyecto de vida? Ahora, imagina que ya lo encontraste y te falta organizarlo. Muchas veces nos quebramos la cabeza tratando de hacerlo. Pasa muy parecido al estar involucrado en un proyecto laboral. Debes cumplir con tiempos, entregables, formatos, trabajar en equipo y manejar el estrés que esto produce. Pero ahora imagínate ser un Project Manager cuyo trabajo central es asegurarse de que el proyecto proceda en el tiempo especificado y bajo el presupuesto establecido, a la vez que cumpla los objetivos del mismo.
Es por eso que el perfil del Project Manager está sumamente estructurado (así como ellos). Es alguien con poder de liderazgo, extremadamente organizado, con habilidades financieras para traducir recursos en dinero y con capacidad de tomar decisiones basadas en hacer análisis de la información.
Por fortuna, el creciente interés que despierta esta profesión ha llevado a que surjan nuevas definiciones al respecto. Hablamos, en efecto, del jefe de proyectos tradicional, aunque ahora con un par de competencias añadidas. El rol directivo siempre ha estado ligado a la toma de decisiones. Y, en esencia, eso no se ha modificado. Sin embargo, lo que sí ha variado es la cercanía que tiene la figura del director con aquello que supervisa. De ahí que se ahora se hable de «dirección y gestión» de proyectos, dado que el término «gestión» supone un trato más directo con el personal, los recursos, los plazos, el diseño de las tareas y la implementación de soluciones, etc. Es decir, alguien que toma decisiones sobre el terreno o campo de acción.
Un Project Manager empieza su labor al tener un proyecto definido. Posteriormente debe calcular cuál es el alcance y los recursos. Necesita tener establecidas las etapas para poder realizar 1) diagnostico, 2) diseño, 3) ejecución y 4) evaluación de ese proyecto. Esta persona se encarga de que todas las actividades que se definieron se cumplan, basándose en tiempos y presupuesto.
Para el diseño del proyecto, utilizar un Diagrama de Gantt resulta bastante eficiente (otros utilizan herramientas más sofisticadas). Este permite mapear actividades y organizar cuáles dependen de otras, es decir, no se puede poner el mosaico si antes no se ha puesto el cemento.
Muchas veces uno planea sin darse cuenta de las actividades encadenadas. En un proyecto se debe definir cuándo empieza y termina cada una y si las fases son simultaneas. El credo de un Project Manager es: tiempo igual a recursos. Una competencia básica de un buen líder de proyecto es saber calcular las holguras. Esto es, debe considerar previamente cómo impacta un atraso en el proyecto (un retraso pasa en el 90% de los casos, por lo que alguien exitoso es quién se adelanta y previene para esto).
Funciones del Project Manager. ¿Eres uno de ellos?
La pregunta, sin embargo, sigue siendo la misma. ¿En qué consiste la figura del Project Manager? ¿Cuáles son sus principales funciones? A riesgo de dejar alguna función fuera del catálogo, aquí te ofrecemos las más relevantes y características:
1) Definición y presentación del proyecto.
El Project Manager no es alguien que llegue a última hora a tomar decisiones. No, su papel en el proyecto viene de más atrás, con la definición del mismo y la presentación de sus etapas y plazos a los clientes. Además, será una especie de intermediario entre éstos y el equipo de trabajo que ejecuta las tareas.
2) Planificación:
De la presentación debe pasar a la planificación. En este segundo momento, el Project Manager tiene que ser mucho más preciso y definir elementos como fechas, plazos, responsables, cargos, recursos y costes. Al hacerlo, debe tener claro que ese plan será su guía durante todo el proceso de ejecución.
3) Establecer los objetivos:
A veces ocurre que el promotor de un proyecto también es su director. En esos casos, los objetivos son más fáciles de llevar a la práctica. Sin embargo, en otras ocasiones el Project Manager debe definirlos en función de la petición de un cliente o inversor. Sea como sea, debe ser el encargado de darle sentido al proyecto.
4) Supervisión de tareas:
Es la principal función del Project Manager. O al menos, la más reconocida de todas. Al delegar en terceros, un director de proyectos nunca pierde la visión estratégica; debe permanecer al tanto de cada tarea y medir la evolución de la misma y el desempeño de sus grupos de trabajo. En el grado de supervisión reside gran parte del éxito o el fracaso de los proyectos, sobre todo cuando se componen de muchas tareas.
5) Implementación de soluciones o cambios:
Por último, también es de su competencia la implementación de cambios y soluciones. Esto exige una capacidad de discernimiento constante, pues el Project Manager debe decidir cuándo intervenir el proceso y cómo hacerlo. De igual forma, tendrá que decidir qué puntos del plan inicial se pueden modificar.